Fue en un instante, un click. ¿Y si hacíamos realidad aquello que se nos acababa de pasar por la cabeza, satisfaciendo nuestras inquietudes intelectuales y amor por los animales?

Un día gris, después de años trabajando juntas, llegó a nuestras manos una felicitación de Navidad fuera de tiempo… nos miramos a los ojos… y ¡click! ¡Estábamos pensando lo mismo! Una oportunidad nueva, una experiencia personal… ¿Por qué no?

De repente aparecía la posibilidad ante nuestros ojos de hacer realidad todo aquello que se nos pasase por la cabeza. Le podíamos dar la forma y el color que quisiéramos, porque esto ahora sólo dependía de nosotras.

Libertad y creatividad es lo que desde hacía mucho tiempo echábamos en falta. Ahora bien, ¡en absoluto imaginábamos la aventura que, dentro de nosotras, ya sabíamos, íbamos a emprender!